“El cuerpo es un guante el dedo del
cual sería el pensamiento.”
Étienne Décroux
[Dado que esta obra pretende ser un
manual poético, muchas de sus formulaciones parecen sugerencias de
ejercicios experimentales.]
La mímica es una deconstrucción poética del lenguaje. No en vano, Décroux, uno de los
pioneros del mimo corporal, desarrolló el silencio elocuente como el
trampolín más eficaz para convertirse en orador antibabélico. [1]
La mímica es un tipo de comunicación
que te puede ayudar a descubrir tu estilo y tus símbolos. Permite conocer el mensaje genuino
antes de escribirlo o salir a escena.
El secreto ayuda a dar fuerza al
mensaje que uno quiere transmitir a través del arte. Es interesante practicar
mímica sin público, en soledad, delante de una cámara o un espejo durante
seis años. El entrenamiento secreto no quita que uno pueda introducir
gestos mímicos en su día a día, o que deba charlar en los cafés, que
sirven de agencia de colocación para algunos artistas.
Los objetivos de estas prácticas son los
siguientes:
-
La autocomunicación a partir de explosiones
de intimidad.
-
La exploración de métodos de otros artistas
mediante la imitación.
-
El descubrimiento de las “leyes del teatro”,
que no son otra cosa que la carnalización poética mediante la inducción de un
estado de trance catártico.
-
Si la marioneta
es la imagen del actor ideal, se ha de intentar adquirir las virtudes de la marioneta ideal. Sólo
pueden adquirirse aplicando una gimnasia
adecuada.
¿Te apetece? La práctica no merece más de media hora diaria.
1. Desnúdate,
tanto como te permita la decencia, anulando el rostro (que es una
metonímia del yo).
2. Enmascárate.
Intenta reemplazar al rostro con el resto del cuerpo.
3. Obsérvate ante un espejo o una cámara y
ábrete como un cofre. ¿Hay algún símbolo o mensaje aguardando dentro de ti?
4.
Después,
sitúa la idea por encima de la emoción que provoca elucubrarla. La mente
controla la emoción y no al revés: de
ese modo, se evita la ebriedad que, si bien puede ser gozosa para el
sujeto que la vive, no se comunica demasiado bien con lo “no ebrio”.
5. Hallarás gestos
estatuarios cargados de significado y los fotografiarás, creando un álbum
de gestos poéticos. Estas prácticas se relacionan directamente con el posismo
o gestualidad ritual.
6. Lo ideal es que cada día descubras 3
posiciones distintas con diferentes puntos de apoyo, a los que deberás asignar
un nombre. Jugarás a transitar de
una posición a otra, a crear una lieson
fluida.
Es importante que el poeta haga a diario estas prácticas porque, de lo
contrario, suele melancolizarse. De
algún modo, el poeta necesita llevar la poesía al cuerpo, “descabezarse” –como aconsejaba Edgar Cayce-. Como señala Décroux: “La
inspiración se agota antes de que la gimnasia se tenga que producir.”
En cuanto a la gimnasia, es
interesante recordar el programa de Copeau
en su escuela, que incluía variadas
técnicas. Aunque no tengas experiencia, te recomiento que, a menudo,
juegues con cualquiera de estas disciplinas para hayar tus esculturas simbólicas:
-
Acrobacia de suelo
-
Atletismo de pista
-
Gimnasia común
-
Danza clásica
-
Mimo corporal
-
Colocación de voz
-
Dicción común
-
Declamación de coro antiguo y de noh japonés
-
Canto
-
Modelaje
-
Historia de la música, del vestuario, de la
filosofía, de la literatura, del verso, del teatro.
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