jueves, 16 de julio de 2015

Danza poética

Después de haber aprendido a bailar en soledad, buscamos la compañía. Escenifiquemos juntos los siguientes versos, con una música suave:

Hagamos visible lo invisible.
Nuestro cuerpo no es sólo nuestro cuerpo.
Nuestro cuerpo se entrelaza con los otros cuerpos.

Lo visible de nuestro cuerpo es la punta del iceberg.
(Vestimos nuestro cuerpo con pensamientos y emociones.)

(Decoramos nuestro cuerpo con vestidos, palabras, gestos  y movimientos, un pasado y una dirección.)

Nuestro cuerpo contiene los símbolos de nuestra mente.
Nuestro cuerpo es el lienzo de la poesía vital.
Nuestro cuerpo es un microcosmos.

Nuestro cuerpo se comunica.
Nuestro cuerpo es acariciado y abofeteado por la vida.
Y ahora, nuestro cuerpo quiere disfrazarse de maravilla.
Nuestro cuerpo quiere ser consagrado en un poema.
Nuestro cuerpo es ya un poema que vamos a descubrir mientras lo transitamos con caricias.

Recapitulemos: primero, el poeta crea en silencio las condiciones para que la poesía sea un gesto mágico y ceremonial. Después, busca el espacio vacío –Peter Brook tiene un libro interesante al respecto- para bailar con otros. Sin embargo, si el apego materialista en Occidente se ha trasladado muy pronto a lo artístico y conceptual. El Todo y la Nada juegan.



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